Informe Internacional: San Paolo recupera el buen fútbol

Por Ander Barroso.-

La resurrección del Nápoles es un hecho contrastado a estas alturas de la temporada. Dominadores del tramo final de la década de los 80 y el inicio de los 90 con Maradona como líder, tras la marcha del ‘Pelusa’, el equipo partenopeo se metió en una dinámica negativa de la que al fin, ha salido.  Dos décadas duras, en las que se ha descendido y hasta desaparecido debido a las deudas.

En 2004 se fundó el Napoli Soccer, que ‘comenzó su vida’ en la Serie C1. En tan sólo seis temporadas, el nuevo Nápoles ha tenido tiempo para conseguir dos ascensos de categoría y construir un equipo ganador, lo que permite al público de San Paolo recuperar viejas sensaciones, tras 20 años de sequía.  El equipo de Walter Mazzarri representa la imagen que Prandelli quiere darle a la ‘Azzurra’. Un equipo sacrificado, vertical, ofensivo, con mucho toque, movilidad…

Al igual que en aquel histórico equipo de los 90, como no podía ser de otra manera, la gran estrella es un delantero, que no es argentino, pero sí sudamericano. Se llama Edinson Cavani, una de las sensaciones el año pasado en el Palermo y que fichó el Nápoles en verano, en lo que sin duda fue una gran compra. El uruguayo le ha dado el gol que le faltaba al equipo partenopeo para dar el salto de calidad que empezaron hace doce meses.

El ariete charrúa ha pasado de ser una promesa a ser el máximo goleador del Calcio, con diecisiete dianas. No se le puede considerar un ‘9’ puro, ya que tiene mucha movilidad, le gusta caer a bandas y bajar a recibir al centro del campo… Tremendamente descarado y muy vertical, Cavani los firma de tres en tres y sino que se lo pregunten a la Juventus o la Sampdoria.

Mazzarri acostumbra a apostar por un 3-5-2, sistema poco habitual de ver en un equipo italiano. Con una línea de tres centrales atrás que reciben las ayudas de los dos jugadores de banda. Estos dos hombres son laterales, pero cuando el equipo tiene el balón se convierten en carrileros. El Nápoles transmite una seguridad táctica avalada por los 22 goles que ha recibido.

No importa del rival que tengan en frente. Siempre tratan de llevar la iniciativa y no se intimidan con nadie. El balonazo es el último recurso al que recurren a la hora de salir desde atrás. Rara vez la posesión al término del partido no rebasa el 60%, algo provocado no sólo por lo difícil que es quitarles el balón, sino que también por la facilidad con la que luego lo roban ellos.

El esquema de Mazzari obliga a los tres hombres del centro a sacrificarse en las labores defensivas, ya que defienden con ocho hombres. Atentos en las coberturas, realizan la presión bastante arriba, con las líneas adelantadas y la defensa plantada sobre el centro del campo.

La posición de Gargano en este Nápoles es clave, porque se coloca entre la zaga y los dos cerebros del equipo para darle el equilibrio al juego de los napolitanos. Hace un trabajo parecido al que realiza Busquets en el Barca. Roba muchos balones impidiendo a veces el contragolpe del rival, está siempre atento a las ayudas y también participa en la salida de balón.

Hamsik es el otro centrocampista indiscutible para Mazzarri. Es más técnico y eléctrico. Tiene mucha llegada y es el que se encarga de darle profundidad al juego interior del Nápoles. Es el segundo máximo goleador del equipo partenopeo, con ocho tantos, y el futuro de Eslovaquia gira entorno a él, sólo tiene 23 años.

Un puñado de grandes jugadores, con unas ganas brutales de triunfar y que juegan en busca del beneficio de su equipo y no de ellos. Ganen o no ganen, estos chicos ya han triunfado, por volver a hacer soñar al seguidor de Sao Paolo con cotas altas. Pero los grandes equipos no entienden de conformismo y este Nápoles no será menos.